Se acercó a ella y le pidió un gin tonic, tenía unas esposas en la mano.
-Espero no tener que usarlas, si no me gusta la copa que me sirvas- rompió el hielo con una voz seductora
- No creo q no te guste... A no ser que pidas algo que no te guste, sería estúpido... O quizás no es tan estúpido si lo que en realidad quieres es probarme tu juguetito- dijo Belinda en tono picaron, mirando fijamente sus ojos y arqueando una ceja.
Se pasaron la noche cruzando miradas e intercambiando sonrisas, él chico se fue y ella se quedo suspirando, al día siguiente cuando se despertó, lo hizo sonriente con una felicidad inmensa, pero de repente se apalanco y se dio cuenta de un pequeño detalle: NO TENÍA SU NÚMERO! NO SABÍA SU NOMBRE, NI DONDE VIVÍA! Era cómo si hubiese sido un sueño, esa noche volvía a trabajar en el mismo lugar, podría volver y así conseguir lo que realmente quería! Quería conocer a aquel chico, no se lo podía sacar de la cabeza y el no tener nada para localizarlo despertaba aún más su interés.